
Fuente:BGG Via:ElMiskatonico.es
La famosa "burbuja" de los juegos de mesa. ¿Va a estallar?, ¿cuándo? ¿ya ha estallado?.
En los últimos años, es inevitable oÃr hablar de la famosa «burbuja» de los juegos de mesa. Que si va a estallar, que si cuándo va a estallar, que si ya ha estallado… Una especie de profecÃa autocumplida que, según a quién preguntes, es inminente o imposible.
Pero ¿y si os dijera que la burbuja de los juegos de mesa ya ha estallado y ni os habéis dado cuenta? Es más, no ha sido una explosión espectacular como la burbuja inmobiliaria de los 2000, sino un lento desinflado, una especie de escape de aire silencioso que ha dejado a las editoriales adaptándose en sigilo. Esto es lo que defiende Quimérico en su último vÃdeo, y aquà vamos a analizar punto por punto su argumento.
Uno de los primeros signos de esta «burbuja desinflada» es la cantidad de juegos que están apareciendo en tiendas a precios de saldo. SÃ, siempre han existido los descuentos, pero esto es otra cosa. Juegos que hace poco costaban 50 o 60 euros están ahora por 10 o 20.
Ejemplos no faltan:
Godzilla Tokyo Clash por 10 euros.
Pan Am, un eurogame la mar de majo, también a 10 euros.
Anno 1800, un peso medio de Martin Wallace, saldado por 23 euros.
Zombicide: Night of the Living Dead, de CMON, a 33 euros. SÃ, un Zombicide por ese precio.
El problema no es solo que estos juegos estén rebajados, sino lo que implica: no han vendido lo suficiente. Las editoriales están necesitando vaciar almacenes de forma agresiva, porque cada copia sin vender es un golpe a su balance.
El otro gran sÃntoma de que algo ha cambiado es la proliferación de las preventas y preorders. Ahora, si no reservas un juego antes de que salga, puede que ni lo veas en tiendas.
Ejemplo claro: las expansiones de The Witcher: Old World. Llegaron a tiendas, pero por un suspiro. Si no habÃas reservado, te quedabas sin ellas. Este modelo de negocio reduce riesgos para las editoriales, pero fomenta el FOMO (miedo a quedarse sin un juego).
El mensaje es claro: «¡Cómpralo ya o nunca!», y nosotros, que somos débiles, picamos. Nos venden miedo en forma de preorder, y no siempre es un miedo justificado.
Luego está el tema del precio. Hace unos años, pagar 80 euros por un juego era un desembolso importante. Hoy, ver juegos de 130 o 150 euros ya no sorprende a nadie. Pero esperad, que hay más.
Middara: 200 y pico euros. Y, ojo, te lo dejan pagar a plazos. Como si fuera una nevera.
Frosthaven: más de 200 euros.
Too Many Bones: 170 euros por una caja básica.
El problema no es solo el precio, sino lo que implica: las tiradas son más pequeñas, los costes han subido y, para mantener la rentabilidad, las editoriales están apostando por juegos premium con precios inflados. Y claro, los pagan los jugadores.
Si hay algo que demuestra que la industria no está en su mejor momento, es la cantidad de reimpresiones, ediciones deluxe y refritos que nos intentan vender como novedades.
Great Western Trail: reediciones en Argentina, Nueva Zelanda…
Terraforming Mars: ahora con Terraforming Mars Ares, Terraforming Mars Legacy…
Dune Imperium Insurrección: una reimplementación con cuatro cambios.
Zombicide: en el espacio, en el oeste, en la Segunda Guerra Mundial… hay más versiones que pelÃculas de Fast & Furious.
Parece que apostar por ideas nuevas es un riesgo que muchas editoriales prefieren evitar, asà que nos reciclan lo de siempre con un lavado de cara. A veces funciona (las versiones mejoradas pueden ser realmente mejores), pero otras veces es simplemente una estrategia para vendernos otra vez lo mismo.
Y luego está el gran movimiento del año: la fusión entre Devir y Maldito Games. Dos de las editoriales más grandes del mercado en español han decidido unir fuerzas, y eso nunca es una casualidad.
En otras industrias, este tipo de movimientos se dan cuando el mercado se contrae y hay que reducir la competencia. Bancos, tecnológicas, editoriales… y ahora, también en juegos de mesa. La pregunta es: ¿esto es una estrategia de crecimiento o una forma de aguantar el temporal?
La burbuja de los juegos de mesa no ha estallado con un gran «boom», pero sà se está desinflando. Las editoriales están buscando formas de adaptarse: menos stock, más preventas, precios más altos, reediciones y fusiones.
¿Qué podemos hacer los jugadores? Primero, controlar nuestro propio consumo. No comprar por miedo, evitar caer en el FOMO y reflexionar si realmente necesitamos cada «nueva» versión de un juego que ya tenemos. Segundo, apoyar a las tiendas fÃsicas, que están sufriendo más que nunca. Y tercero, ser conscientes de que el mercado cambia, pero nosotros decidimos hasta dónde queremos seguirle el ritmo.
Quimérico nos ha dado pistas, ahora queda en nuestras manos interpretarlas.
¿Y vosotros, notáis esta «crisis silenciosa» en los juegos de mesa? ¿Os preocupa? ¿SeguÃs comprando igual o habéis cambiado vuestros hábitos? Comentad y debatamos, que esto da para largo.
Cambio y corto, como dice nuestro inquilino amigo.
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